¡Hola! Hoy les queremos compartir otro #tbt del viaje.
Nati había tenido una pésima noche por la altura. Era ya el sexto día y estábamos en La Quiaca a 3400 msnm.
Desayunamos junto a Regina, nuestra anfitriona, unos ricos mates que preparó junto a unas tortillas que teníamos. La charla fue muy amena y hubiésemos deseado quedarnos todo el día conversando. Pero teníamos que seguir viaje. Así que nos despedimos de Regina y le agradecimos su infinita amabilidad. Ojalá algún día volvamos a vernos y poder continuar esa charla. Volvimos al auto, cargamos nafta y llenamos el bidón extra.
Estábamos listos para comenzar a recorrer la #Ruta40. Pero la miré a Nati y le pregunté cómo estaba… y no, no se sentía bien. Dolor de cabeza constante y una pequeña taquicardia.
Fuimos al hospital público el cual explotaba de gente. Nos dieron un número y nos sentamos. La espera se hizo interminable. El médico le comentó que no era nada grave, solo un pequeño apunamiento, y que dejemos las hojas de coca, el té de coca y las famosas pastillas, que no sirven. ¿Y qué le recetó? Oxígeno. Nada más.
Y santo remedio. Luego de media hora de oxígeno, Nati se sentía como nueva. Ahora sí, comencemos la Rut…
Ah, no. Esperen. Cuando volvimos al auto vimos que, debido a que dejé mal cerrado el bidón extra de nafta, se había manchado un bolso que tenía mi ropa. ¿Y ahora? No podíamos irnos así.
Comenzamos a recorrer La Quiaca buscando un lavadero que nos solucionara el problema en el día. Y lo encontramos. Pero teníamos que esperar hasta las cinco de la tarde.
Ya fue. Era el mediodía. Relajémonos y aprovechemos el imprevisto para seguir conociendo La Quiaca. Y así hicimos. Almorzamos una comida suculenta en un pequeño restorán quiaqueño. Recorrimos sus calles céntricas, sus calles periféricas, plazas, el Mercado Municipal y ya que estábamos, volvimos a cruzar a Villazón.
Cuando nos dieron la ropa limpia ya eran las seis de la tarde. Nos miramos y pensamos qué hacer. ¿Una noche más acá o empezamos a recorrer la Ruta 40?
Sonreímos. ¡Vamos!