Hora de un nuevo #tbt. En el final de nuestro quinto día llegamos con un hermoso sol a La Quiaca.
Nuestra anfitriona, Regina, nos esperaba a las diez de la noche, así que teníamos un montón de tiempo que usamos para recorrer la zona y luego ir a Yavi, distante apenas 15 km por la RP 5 hacia el este. Este pueblo tiene un valor histórico muy interesante para Argentina ya que ahí se desarrollaron varias de las batallas por la independencia y en donde Juan José Feliciano Alejo Fernández, marqués de Yavi, luchó bajo el mando de Martín Miguel de Guemes.
El poblado se caracteriza por sus calles anchas y sus casas de adobe con techos de paja y/o madera. Además se puede visitar la Capilla de San Francisco (construida entre 1680 y 1707) y la Casa del Marqués, casa principal del pueblo.
Luego de pasear por ahí volvimos sobre nuestros pasos hacia La Quiaca. Dejamos el auto estacionado y nos fuimos caminando hacia Villazón, en la vecina Bolivia.
Nos encontramos con una ciudad mucho más grande que La Quiaca (quizás tres o cuatro veces mayor). El cruce te lleva directamente a un enorme mercado y, un poco más allá, a la Plaza 6 de Agosto, custodiada por la Iglesia Vírgen del Carmen. Ambas ciudades comparten un origen en común, y se nota que sólo un papel firmado en un escritorio decidió que el Río de La Quiaca las separara.
La noche fue llegando lentamente cuando volvíamos a Argentina. Como no teníamos señal de celular decidimos quedarnos en una estación de servicio y aprovechar el wi-fi para terminar de escribir la crónica para la radio y enviarla.
A las diez de la noche nos recibió Regina en su cálido hogar donde conversamos un buen rato, nos bañamos, comimos y empezamos a prepararnos para dormir. Llevábamos exactamente 2100 km de viaje durante cinco días seguidos y estábamos muy agotados.
A todo esto, Nati no se sentía bien debido a los 3400 msnm y tuvo una noche difícil. ¿Podríamos comenzar al día siguiente nuestro ansiado sueño de recorrer la #Ruta40? Las dudas me comieron el cerebro durante toda la noche…