Luego de más de un mes de conocer una cantidad increíbles de lugares, el día 32 tendremos la posibilidad de visitar una de las zonas que más nos gustan de Argentina: Punta Tombo.
Para llegar ahí saldremos de Camarones con dos posibles recorridos: uno por la RN 3 y otro por “adentro”. ¿La diferencia? En el primero tendremos mucho asfalto. En el segundo, todo ripio… pero serán 100 km menos y una hora menos de viaje. Esto hará que, tal vez, vayamos por el camino de ripio. Total, ¿qué le hace una mancha más al tigre, no? 🙂
Tomaremos sentido norte por la RP 1 para bordear el Océano Atlántico, pasando por Cabo Raso para llegar, luego de 155 km, a Punta Tombo, la pingüinera más importante de Argentina. Siendo que estaremos a fines de noviembre, esperamos que las crías de los pingüinos ya hayan nacido, aunque las familias se mantengan aún en sus nidos. Recién en enero las crías estarán lo suficientemente fuertes para ir junto a sus padres a la playa para aprender a nadar y darnos esa imagen espectacular de un millón de pingüinos en la misma playa (con ese ruido ensordecedor que tanto los caracteriza).
¿Cuánto estaremos en Punta Tombo? Si fuese por nosotros, nos metemos en un nido de pingüinos a vivir, pero no podemos, claro. 🙂 El viaje sigue.
Retomaremos por la RP 1 y luego por la RP 75 para volver a subirnos, en el km 216 de este día, a la RN 3, siguiendo el sentido norte.
Para nosotros las grandes atracciones de esta aventura casi habrán terminado. Primero pasaremos por Trelew (si tienen tiempo no olviden visitar Rawson y Gaiman) y más adelante por Puerto Madryn. Y no, no veremos ballenas ya que a esta altura de noviembre ya han dejado las playas chubutenses.
Siguiendo el camino, en el km 352 nos desviaremos por RP 2 hacia el este, adentrándonos en la Península Valdés, para llegar, luego de 433 km, a Puerto Pirámides donde pasaremos la noche.
¿Recorreremos la Península Valdés? No esta vez. Ya lo hicimos el año pasado (incluso hicimos la última etapa de la península en medio de la noche, lo cual es una experiencia única), así que esta vez dejaremos a la península en paz y solo nos dedicaremos a descansar.
No quedará mucho de viaje (apenas dos días), en donde ya casi no tendremos puntos de interés que nos quiten el aliento. Imaginamos mucho cansancio y ganas de llegar a casa.
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