El sexto de día de viaje va a traer un montón de nuevas sensaciones. Hacer un poco más de 300 km en algo más de 8 horas netas de auto va a ser un desafío para los sentidos y para el cuerpo. La parada intermedia de este día ocurrirá en una pequeña localidad jujeña a la cual llegaremos cuando hayamos recorrido algo más de 2200 km de viaje: Cusi-Cusi.
En aymara, la palabra “cusillu” o “cussi” significa “buen augurio”.
Con unos 400 habitantes, fue fundada en 1954 y se encuentra ubicada en uno de los extremos del noroeste argentino.
Llegaremos a ella desviándonos de la Ruta 40 unos 4 km hacia el oeste en una zona de la cual se tienen evidencias que los primeros pobladores arribaron hace unos once mil años. A fines del siglo XV la región fue incorporada por el Imperio Inca hasta la llegada de los españoles a mediados del siglo XVI. Hacia principios del siglo XIX, Cusi-Cusi comenzó a formar parte de Bolivia hasta la finalización de la Guerra del Pacífico en 1883 entre este país, Chile y Perú, en donde estas tierras iban a quedar en manos chilenas. Pero otros tratados regionales beneficiaron a Argentina, la cual se quedó con una amplia zona de la Puna jujeña, salteña y catamarqueña, incluyendo a Cusi-Cusi.
Fue fundada en 1954 y corre paralela al Río de la Quebrada de Cusi-Cusi. Su economía se basa en la cría de asnos, llamas y ovejas, minería, artesanías y a la producción de Quinoa.
Luego de recorrer el pueblo, estirar las piernas y tal vez comer algo, seguiremos este viaje que no nos va a dar descanso ya que pocos kilómetros después llegaremos a una hermosa zona de la cual ya hemos escrito: el Valle de Marte.
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